Siempre creemos que después de una racha mala, eso va a continuar constantemente, nos encerramos en la idea de que todo va a salir mal siempre, que si no sé cumplió lo que querías con tantas ganas en ese momento, no pasó, al contrario, las cosas poco a poco comenzaron a salir demasiado mal, todo se ponía en tu contra, deseaban tanto eso en tu vida, que hacías hasta lo imposible por tenerlo pero todo te salía mal, el destino se encargaba de demostrarte que eso no tenía que formar parte de tu vida; pensabas que tu vida no sería lo mismo sin lo que deseabas, pero conforme pasa el tiempo, logras darte cuenta que el verdadero cambio comienza cuando te das cuenta las razones por las cuales muchas de las puertas deben permanecer cerradas por tu bien y por la continuidad de tu vida, es cuando comienzas aceptar que siempre las cosas pasan por algo y que todo es por un bien mejor.
Ese es el tema de hoy, muchas veces estamos tan aferrados a lograr obtener lo que tanto deseamos, que no nos damos cuenta de que por muchas veces que estemos seguros de que por lo que luchamos es lo que nos hace feliz, no nos damos cuenta que nos hacemos daño al luchar tanto por algo, dándonos cuenta que si realmente por lo que luchamos tuviera que formar parte de nuestra vida, no tendríamos que luchar tanto por él, las cosas solas se darían, sin tanto sufrimiento, porque simplemente las situaciones que te hacen sufrir, son situaciones que no tienen que estar en tu vida, No nos damos cuenta que todo tiene una razón de ser, y muchas veces si puede que reamente por lo que luchamos nos hace felices, es nuestra felicidad absoluta, pero no siempre significa que tiene que estar en nuestra vida, por más felices que nos haga o por la forma en que nos haga sentir. Yo aprendí eso de la peor manera, duré meses luchando por un amor, un amor que me hacía sentir increíble, que estaba segura que lo único que quería, era que formara parte de mi vida para siempre, y era un para siempre real, no de esos "para siempre" que duran unos días, por eso era que luchaba con tanta fuerza por conseguirlo, a pesar de las lagrimas, de las palabras, de los actos, de las mil maneras que la vida se encargó de decirme que, simplemente por más que fuera mi felicidad y lo deseara realmente con tantas ganas, no tenía que formar parte de mi vida y que hasta que realmente lograra darme cuenta de eso, es que empezarían a llegar las cosas por las cuales muchas veces, no pasan las cosas que tanto deseamos y es ahí cuando de plano la vida nos hace que nos demos cuenta de una forma donde, lo único que hacemos es cerrar esa puerta nosotros mismos, por los desgastados, decepcionados, tristes que nos hizo el tanto luchar por algo que tal vez estaba perdido desde antes de que llegara la primera señal. Pero sin duda alguna lo que nos hace seguir adelante después de eso, es darnos cuenta de todo lo que viene, todo lo increíblemente bueno que comienza a pasar, de todas las cosas que comienzan a pasar al instante, de todas las maravillosas puertas que se empiezan abrir, compensando la felicidad que de alguna u otra manera te daba la situación por lo que tanto luchabas.
Y aunque eso no significa que no extrañes, porque es normal que extrañes, yo debo de confesar que no hay día que lo extrañe, que no quisiera que las cosas volvieran a ser como fueron al principio, que no sé hubieran dado como desgraciadamente se dieron, me queda el consuelo de darme cuenta y entender que fue lo mejor, lo mejor para mi, para mis planes, mi destino, mi salud mental y emocional, mi vida. Que a pasear de que esa puerta se cerró, 100 más se están abriendo, haciéndome demasiado feliz.